Una sola carne


La unión carnal entre un hombre y una mujer no es un acoplamiento de dos extraños, sino la unión de dos mitades complementarias; Dios al crear a Adán y Eva nos enseña que la diferencia entre varón y mujer no es sinónimo de incomprensión u hostilidad, sino el signo de complementariedad de sus cuerpos, corazones y toda su dimensión humana que al unirse, cada uno completa al otro. Como dice la Biblia “el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne” (Gn 2, 24). 

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